viernes, 23 de mayo de 2014

Un laboratorio aún por desarrollar

Raquel Castellano González y José Carlos López Benítez


En esta entrada, hablaremos sobre economía experimental y sus aplicaciones en la investigación económica. 

En primer lugar, vamos a definir lo que denominamos economía experimental. Ésta consiste en analizar cómo toman las decisiones los individuos mediante un experimento que permita crear un entorno controlado. 

La economía experimental tiene multitud de aplicaciones, entre ellas la testación de hipótesis procedentes de la teoría económica, que permitan explicar los fallos de la misma; formular una nueva teoría; comprobar cómo se ve alterado el comportamiento de los individuos tras la modificación de las políticas económicas y/o el cambio en las instituciones y verificar si el mecanismo diseñado otorga los resultados que la teoría económica. 

Una de las principales ventajas de esta metodología es que permite acercarnos a la realidad, y no quedarnos en las predicciones teóricas que no la explican correctamente. Uno de los principales fallos de la teoría económica es basar sus predicciones en que los individuos actúan como “homo economicus”, comportamiento que en la realidad no tiene lugar, debido a que los individuos tienen en cuenta otras cosas que el supuesto “homo economicus” no tiene. 

Esta metodología no está exenta de críticas. Una de ellas tiene por objeto revelar que la forma de plantear el experimento puede condicionar las decisiones de los individuos experimentales. Asimismo, hay quien dice que sólo el hecho de participar en un experimento ya afecta a su comportamiento. Está crítica se ha visto superada por los “field experiments”, que consisten en analizar el comportamiento de los individuos sin que éstos sepan que están siendo estudiados. 

A continuación, proponemos un ejemplo de un experimento económico real en el que se pretendía contrastar si se cumplía la predicción teórica o, si por el contrario, no se cumple dicha predicción. 

El experimento ha sido realizado con 41 alumnos de 4º de Grado en Economía, con conocimientos de la teoría económica. La edad de los mismos está comprendida entre 20 – 28 años, siendo 20 de los sujetos experimentales mujeres y el resto hombres. 

Tras la explicación del experimento al que se sometían, expondremos posteriormente los resultados obtenidos por el mismo.  

Las instrucciones del experimento, conocidas por todos los sujetos experimentales eran las siguientes: 

“En este experimento existen dos jugadores: jugador A ý B. Cada jugador será emparejado aleatoriamente con otro de los jugadores presentes, y tomaréis vuestra decisión, una vez actuando como jugador A y otra como jugador B, con las premisas recibidas en cada caso.  
Al principio del juego, todos recibiréis 25 euros. Tras ello, tomaréis vuestras decisiones como jugador A; recibiréis 100 euros más y tendréis que decidir cuántos euros deseáis transferir al jugador B, sabiendo que éste tiene la opción de penalizaros. 

Una vez que el jugador B ha visto la cantidad recibida por el jugador A, decidirá cuántos puntos de castigo enviar al jugador A, sabiendo que cada punto de castigo enviado, tiene un coste de 1 euro para el jugador B, mientras que para el jugador A tendrá un coste de 5 euros.” 

La teoría económica predice que en este juego, si los individuos son racionales, el jugador B no penalizará en ningún caso al jugador A, porque su beneficio es mayor si no penaliza que si penalizara. Sabiendo esto, el jugador A no transferirá ningún euro al jugador B, ya que cuanto menos transfiera más ganancias tendrá, y sabe que en ningún caso será penalizado por el jugador B.


Como comprobaremos ahora, este equilibrio no se cumple en la práctica.



En esta gráfica, el eje horizontal corresponde a los números asignados a cada individuo, mientras que el eje vertical representa la cantidad de euros traspasada al jugado B. 

Como se puede observar, existen donaciones mayores que cero, lo que contradice la predicción teórica de que los individuos transferirían cero euros. De hecho, la donación media se sitúa alrededor de 27 euros. Por tanto, se contradice la predicción teórica. 

Por otro lado, el modelo teórico predecía que desde la perspectiva de jugador B, no sería beneficioso enviar puntos de castigo al otro, independientemente de la cantidad de euros recibida. Sin embargo, en este experimento 24 de los individuos sí penalizaron al otro jugador, suponiendo un 58% de la muestra. Una vez más, se contradice la predicción teórica. 

Podemos concluir que el modelo teórico no explica la realidad correctamente. 

Para finalizar nuestra entrada, queríamos aprovechar para animar a todo aquel que se interese por el tema a realizar experimentos económicos que, desde nuestro punto de vista, tienen la ventaja de que nos llevan a interactuar con las personas, al mismo tiempo que nos llevan más allá de las fórmulas y de los modelos teóricos. Este campo presenta otra ventaja adicional, al ser una rama de la economía joven, en la que aún queda mucho por abordar y en la que es posible obtener reconocimiento académico. Citar como ejemplo de ello al ganador del premio Nobel de Economía en 2002,  Daniel Kahneman. 

jueves, 22 de mayo de 2014

El sistema financiero: Unas reflexiones básicas

Alejandro Gutierrez Gil



El Sistema Financiero es especial. Ya sea para consumir, para realizar inversiones, para constituir negocios empresariales… es un sistema básico de la economía. Con la crisis actual se ha puesto de manifiesto que la falta de regulación así como el exceso de riesgo en las operaciones financieras es parte importante de los problemas acontecidos. Pero, ¿qué hay detrás de la concesión de créditos tan numerosa que se produjo antes de la crisis? ¿Por qué existe ahora racionamiento del crédito?

A continuación se proponen una serie de reflexiones tan básicas como importantes de cara a conocer que hay detrás de estas cuestiones.

El modelo bancario de impagos

Vamos a suponer una entidad financiera o banco, uno solo, que abre hoy mismo y que no existe incertidumbre en sus operaciones. Por un lado, el banco obtendrá unos ingresos cobrando comisiones de sus productos, además de tipos de interés por créditos que conceda. Podrá también obtener ganancias por los avales o garantías que cobre, al producirse un impago en un crédito. Por otro lado, para simplificar las cosas, los posibles gastos que tendrá el banco quedarán meramente en los impagos que se puedan producir, conllevando lógicamente tal pérdida de ingresos por el tipo de interés dejado de cobrar más una multa.

La función simple de beneficios del banco, de acuerdo a lo anterior es esta:

Y (i, n, j) = (C*i) + (I*i) + (P*n*I) +A*j-P*j*(I+0.05)

Donde Y es el beneficio del banco y lo demás:

C=Proporción de ingresos en COMISIONES; I=Proporción de ingresos en INTERESES; A=Proporción de AVAL requerido por crédito; P=Porcentaje dedicado a PRÉSTAMOS; Evidentemente, 1-P = COEFICIENTE DE CAJA = reservas del banco

i= nº productos vendidos; j=nº créditos SIN pagar; n= nº créditos totales concedidos; k=bienes vendidos.

Supongamos, que el banco, otorga una importancia a cada elemento. Así, por comisiones, obtendrá un 15% de sus ingresos, y el tipo de interés que cobrará será del 20%. El aval será del 45%, y de cada 100€, se prestarán 98, que es lo que indica P.

C=0.15; I=0.20; A=0.45; P=0.98;

Y (i, n, j) = (C*i) + (I*i) + (P*n*I) +A*j-P*j*(I+0.05)

Analizándolo, quedaría que el banco ingresa comisiones por productos vendidos C*I, tipos de interés por productos vendidos I*i, más un interés por los préstamos que concede P*n*I, más los avales por el número de créditos impagados A*j. De costes, tendrá la pérdida del tipo de interés más una multa por los préstamos impagados P*j*(I+0.05).

La función o expresión, muestra muy fácilmente qué cosas usa el banco como ingresos y qué cosas como costes. Es en definitiva, una simplificación muy básica de la situación real de este sistema financiero, que sirve para mostrar los resultados esperados.
Pongamos por caso, que usamos como expresión del beneficio del banco:

Y (i, n, j) = (C*i) + (I*i) + (P*n*I)-P*j*(I+0.05)

Es la misma que la anterior, solo que sin el componente de A*j. Con esta expresión, para unos valores por ejemplo, de i=250 (se venden 250 productos), j=15 (15 impagos), n=150 (créditos totales), el banco obtiene beneficio máximo dados estos datos. Recordamos, sin cobrar aval o garantía. Sin embargo, el mero proceso siguiente, hace que todo cambie. Sin modificar el número de productos vendidos “i” que venda el banco (depósitos etc.) se puede observar como de 150 créditos = n, solo 15 = j son impagados, es decir, la gente no puede pagarlos o no lo hace. Lejos de mostrar aquí como se realizan las operaciones, y como lo que interesa son los resultados, siguiendo la lógica que se aplica, si cambiamos la j o número de impagos de 15 a 50, el resultado es el siguiente. Como es una parte de la función negativa para el banco, mayores impagos reducirían el beneficio. En principio esto no es nada fuera de la lógica. Pero entonces, ¿es así como funciona un banco? Devolvamos a la expresión la parte de la garantía, la expresión en negrita destacada de nuestra función de maximización del banco. Un aval por ejemplo, del 45% de los créditos impagados, algo bajo, pero que nos explica muy bien su funcionamiento.

Y (i, n, j) = (C*i) + (I*i) + (P*n*I) +A*j-P*j*(I+0.05);

Recordemos que seguimos con los valores de i=250 (se venden 250 productos), j=15 (15 impagos), n=150 (créditos totales), pero ahora en esta nueva expresión.

Tras hacer los cálculos, simplemente sustituyendo los valores en la expresión, se puede ver como el banco aumenta su beneficio ahora respecto a la situación anterior. Es decir, que el banco, con el aval, para los mismos datos, obtiene mayores beneficios ahora. Lógico, si se aseguran los impagos, se obtendrá mayor beneficio que antes. Pero no queda todo ahí. El resultado más llamativo de todos es el siguiente: si se aumenta j=50 (el número de impagos de 15 a 50) el beneficio aumenta, porque con el mecanismo del aval, el riesgo de que el cliente no pague, se cubre de sobra, de forma que es de tal importancia el aval o garantía, que no es muy relevante perder los intereses que no se cobrarán, hasta el punto, que se prefiere que se produzcan impagos en cierta manera. Por eso, al seguir aumentando j (los impagos), el beneficio sube. El aval bancario  es un mecanismo  que transforma posibles menores ingresos del banco por impagos en mayores, logrando que a mayores impagos, mayor beneficio. Es decir, es tal la capacidad del banquero, que ha convertido algo que le hacía perder dinero, en algo que le da dinero, por eso el banco trata de maximizar beneficios concediendo multitud de créditos, porque de una forma u otra los tiene garantizados. Sin embargo como todos los excesos, el entrar en una espiral como la vivida antes de la crisis de concesión excesiva hace que la acumulación de riesgos suba y la acumulación de avales (en el caso de España las viviendas) caigan de valor y no sean lo suficientemente valiosas para que este mecanismo se cumpla.

Modelo bancario-cliente-empresa

Como en una relación banco cliente, no solo existe la parte del banco, se  introduce la felicidad del cliente en estas operaciones.
                               
U(n, j)= log ((P*n) ^2)-(A*j)-(I*n)

Esta función, es la de utilidad o felicidad del cliente, a la hora de la concesión de préstamos de los bancos, que depende de los créditos que se conceden en la economía = n, y de los impagos = j. Un cliente aumenta su felicidad si se conceden créditos, porque esto le da opción a poder iniciar una actividad empresarial, de consumo etc. Pero llegado un momento, como endeudarse en exceso no es bueno porque se ha de devolver, esa felicidad va siendo cada vez menor, por eso, en la expresión de la felicidad o utilidad aparece un logaritmo. P*n es los préstamos concedidos por el porcentaje que se concede, es decir, cuánto dinero circula en la economía en forma de préstamo o crédito. Por otro lado, con signos negativos, está el aval que ha de entregar el cliente sino paga, A*j, es decir, aval por numero de impagos, y el tipo de interés por el número de créditos concedidos I*n, que es el coste que soporta un cliente no incumplidor. La función o expresión del cliente pues, tiene una parte positiva, que refleja la voluntad de que haya créditos en la economía y otra parte negativa, que es el tener que pagarlos, y en función de si el cliente es moroso o no.

Pues bien, calculando en el modelo, con aquello de i=250 (se venden 250 productos), j=15 (15 impagos), n=150 (créditos totales), resulta que la utilidad de los clientes si pasa j=impagos de 15 a 50, disminuye. Evidentemente, si hay más impagos, somos más infelices. Ya con ambas expresiones, es fácil comprobar, que si se aumenta por ejemplo el tipo de interés I, el banco obtiene mayores ingresos, y la gente pierde felicidad, como es lógico.

¿Por qué ha crecido tanto este sector? La ampliación de la banca por multitud de zonas podemos explicarla como sigue. Consiste en dar una razón de por qué hay muchos bancos, y no uno solo enorme.

Vamos a suponer que nuestro banco se sigue guiando por la misma función de beneficio.         

Y (i, n, j) = (C*i) + (I*i) + (P*n*I) +A*j-P*j*(I+0.05)

Y que el cliente también refleja su felicidad de igual forma 
                                    
U(n, j)= log ((P*n) ^2)-(A*j)-(I*n)
 
Pero ahora i=25 (se venden 25 productos), j=5(5 impagos), n=15(créditos totales). Es un banco pequeño. Si introducimos estos datos, veremos que el beneficio máximo es de 12,7150 vendiendo todos los productos, y concediendo todos esos créditos, con sus respectivos impagos. La utilidad del cliente, es de 0,31. Pues bien, si multiplicamos el banco por 100 en tamaño, i=250 (se venden 250 productos), j=50 (50 impagos), n=150 (créditos totales), resulta que el beneficio máximo del banco es de 127,15 y la utilidad del cliente es -19,93. El banco aumenta proporcionalmente de ganancia, le da igual ser un banco grande, o ser 100 pequeños, que en suma, darían lo mismo al multiplicar el volumen de negocio. Pero al cliente no, el cliente según el resultado los prefiere pequeños y en multitud, porque lo que hay detrás de este resultado es que tienen más poder de una forma indirecta, es decir, que el cliente obtiene más cercanía con una entidad más pequeña, propiciando una mejor negociación de las condiciones. Prueba de este resultado es la confianza de los clientes en las cooperativas de créditos tradicionales. El banco obtiene igualmente el mismo beneficio con los datos dados situando 1 banco grande que 100 pequeños y diversificados en el negocio. Pero más repartidos, es más beneficioso para el cliente, por eso existe una banca tan individualizada y cercana al cliente. Tratan de prestar un buen servicio para tratar de mantener una mejor utilidad o felicidad al consumidor y así poder ofrecer aún más productos y servicios, lo que les da mayores beneficios. De forma contraria, el cliente perdería utilidad, no acudiría al banco y al ser esto así no habría créditos ni impagos, consiguiendo pues el banco menores beneficios. De nuevo entramos según esto, en una espiral excesiva de aumentar incontrolablemente el número de entidades de crédito y el volumen de negocio, con las consecuencias para la economía que ya conocemos.

Por el lado de las empresas, se muestra en este modelo el incentivo a la deuda. Al obtener recursos para la financiación empresarial, en nuestro país es un hecho la posibilidad de deducir en el cómputo de impuestos sobre beneficios los intereses pagados a entidades de crédito por préstamos. El por qué se produce es sencillo. Pongamos una empresa con las siguientes características:

RP=proporción recursos propios empresa (financiación); RA=proporción recursos ajenos empresa (financiación); RS=remuneración capital socios; h=préstamos solicitados por empresas.
Los valores suponemos que son: RP=0.33; RA=0.66; RS=70; h=70;
Suponemos que los recursos propios se ponderan menor a los ajenos en la obtención de financiación empresarial. Pongamos k=1000, es decir, productos vendidos por la empresa. La E = al beneficio empresarial.

E (k) = k-90-RP*RS-(-RA*(h)*I)
                         
Se puede ver como en la expresión para simplificar, hay una parte positiva, las ventas de productos, y otra negativa, en función de cómo se financie la empresa. Si es con costes de capital propio -RP*RS es el coste por su remuneración, y si es por capital ajeno, -(-RA*(h)*I,) igual, salvo que se le paga al banco. Esta clave es de vital importancia. Si es un coste, iría con signo negativo, pero lo que ocurre es que los intereses que pagan las empresas al banco por créditos son deducibles, y no computan en su minoración del beneficio. Por ello, es como un gasto menor, o un ingreso, como se quiera ver. Por ello, la expresión lleva un doble signo negativo, porque es un gasto menor, lo que hace que sea entendido como algo beneficioso. El solicitar préstamos a entidades hace que tenga un coste, pero menores costes en la cuantía de los intereses a pagar, lo que equivale a un mayor beneficio, que si la empresa se financia con recursos propios. Es el claro reflejo del incentivo a endeudarse, por existir la deducción de esos intereses.

Hasta qué punto el endeudarse es bueno es algo a analizar y plantearse por los gobernantes, para actuar sobre ello y ver en qué parte es o no necesario en lo referente al capítulo de la deuda de nuestro país. La concesión de créditos parece también algo imprecisa en España. Lo que parece obvio, es que sufrimos un racionamiento crediticio a causa de las malas prácticas de años anteriores, propiciadas por unas actuaciones que responden más a patrones lógicos de intereses de maximización de beneficios que a una racionalidad de los negocios bancarios. Las regulaciones y supervisiones futuras parecen la solución más inmediata de este sector.