miércoles, 21 de mayo de 2014

Los sindicatos y sus efectos económicos: El caso de Broadway como ejemplo de fracaso


Guadalupe Correa Lopera

Las actividades de los sindicatos de trabajadores son uno de los aspectos del mercado laboral que más aparecen en las noticias. Las negociaciones laborales, huelgas y confrontaciones entre obreros y empleadores se ajustan bastante bien al formato televisivo siendo un blanco fácil para el sensacionalismo. Así, es posible que esta retórica esté dejando un poco de lado los efectos económicos que verdaderamente tienen los sindicatos, lo cual, precisamente, constituye el tema central del presente artículo.


Los miembros de los sindicatos, al igual que el resto del mundo, tienen necesidades ilimitadas. Sin embargo, la escasez de los recursos provoca que ningún sindicato pueda conseguir todo cuanto desea, debiendo hacer, por tanto, ciertas elecciones. Entre las principales pretensiones de un sindicato encontramos: mejorar los salarios, obtener más prestaciones para los empleados, mayor seguridad en cuanto a conservar el empleo y mejores condiciones laborales. No obstante, aquí centraremos la atención en el primero de estos objetivos, esto es, la mejora de los salarios.

Existen, fundamentalmente, tres formas mediante las cuales los sindicatos pueden tratar de elevar los salarios de sus miembros:
 
(1)   Negociando un salario base por encima del salario de equilibrio para el mercado y racionando, de alguna manera, el número limitado de empleos entre los miembros sindicalizados.
(2)   Restringiendo la oferta de mano de obra.
(3)   Incrementando la demanda de la mano de obra sindicalizada.

En relación a este último punto, los sindicatos tratan de incrementar la demanda de mano de obra sindicalizada de varias formas:

(3.1) Incitando directamente al público a que compre únicamente productos elaborados por trabajadores sindicalizados.
(3.2) Restringiendo la oferta de productos elaborados por mano de obra no sindicalizada.
(3.3) Reduciendo los conflictos en el trabajo e incrementando así la productividad.
(3.4) Mediante la oferta de un exceso de trabajadores, lo que obliga a los empresarios a contratar más elementos sindicalizados de los que preferiría.

En este sentido, leí un artículo publicado hace ya algunos años en el New York Times que hacía referencia a los efectos que puede ocasionar la última de las opciones previamente citadas para tratar de incrementar la demanda de mano de obra sindicalizada. Concretamente, el artículo hablaba acerca del exceso de trabajadores existente en Broadway durante la década de los 90.

Los productores de Broadway durante mucho tiempo habían argumentado que las restrictivas reglas laborales de los sindicatos teatrales representaban una causa importante de los incrementos de los precios de las entradas a los espectáculos. Los contratos sindicales no sólo especificaban el nivel de sueldo, sino también el número de trabajadores que se requería para cada puesto. Un ejemplo lo constituye el hecho de que las reglas sindicales requerían que cada teatro en Broadway contase, de forma permanente, con un carpintero, un electricista y un administrador de los accesorios, que ayudaba a montar el escenario y a dirigir los ensayos. La taquilla debía estar atendida por tres personas. El sindicato de músicos requería que en cada teatro que se montase una obra musical debían contratarse de 9 a 22 músicos, aunque la obra requiriese un número más bajo.

En la medida en que estas reglas laborales sindicales contribuyesen a elevar los precios de las entradas, la contratación continuada de trabajadores sindicalizados dependería de la elasticidad de la demanda de las entradas de teatro. Actualmente, hay evidencia de que la demanda fue lo suficientemente elástica como para que muchos trabajadores del teatro se quedasen sin empleo.

Dado que los requerimientos de contratación de personal por parte de los sindicatos se basaban en el número de asientos que tenía el teatro, los nuevos espectáculos se desplazaban hacia teatros más pequeños frente a Broadway, para luego cambiarse a teatros más grandes de esta avenida, una vez que consideraban que el éxito parecía estar asegurado.

De este modo, podemos observar cómo, si bien es cierto que las reglas del exceso de trabajadores requerían que cada teatro contratase un número específico de empleados, tales reglas no pudieron evitar que los teatros más grandes de Broadway cerraran sus puertas, retirándose (aunque fuese sólo momentáneamente) del negocio, y dejando así sin empleo a muchos miembros del sindicato; efecto este con consecuencias totalmente opuestas a los objetivos que verdaderamente persiguen los sindicatos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario