lunes, 17 de marzo de 2014

¿Qué está pasando en Ucrania y cómo puede terminar?



Isabel Montero

Ucrania vive probablemente los momentos más tensos de su historia reciente y va más allá de las crisis del gas. Uno de los nombres con los que ha sido bautizado el conflicto es EuroMaidán, en referencia a las manifestaciones en favor del acercamiento a la UE que tienen como epicentro la plaza de la Independencia de Kiev.

En noviembre, Yanukovich anunció la renuncia a un acuerdo de asociación comercial con la Unión Europea y el acercamiento a Rusia. Las razones esgrimidas fueron la conveniencia de llevarse bien con Moscú, proveedor de gas imprescindible del país, y que podría sancionar a Kiev por coquetear con Bruselas.

Desde noviembre, Moscú ha agradecido el gesto con fondos que alivian la maltrecha situación económica de Ucrania. La decisión, tras años de negociaciones con Bruselas, fue el detonante de numerosas protestas de los que temen la influencia de Moscú y anhelan ingresar en una UE que protege las libertades fundamentales.

La situación geográfica de Ucrania, sus 46 millones de habitantes y su cercanía tanto a la UE como a Rusia hacen del contencioso un conflicto de implicaciones globales. Es el centro del pulso entre Bruselas y Moscú, que se juegan una influencia decisiva en una zona clave por motivos energéticos (por allí pasan gasoductos vitales) y geoestratégicos.
Tras lo ocurrido durante la última semana en Kiev, el foco del conflicto en Ucrania se traslada a la Península de Crimea. Lo que ocurra en esta región será determinante: ¿Puede degenerar la situación en una guerra civil? ¿Seguirá interviniendo Putin militarmente? ¿Seguirá Ucrania siendo un país o camina hacia la secesión?

El líder ruso ha estado siempre obsesionado con Ucrania y aseguran que si desaprovecha la ocasión para recuperar Crimea pasará a la historia como una oportunidad perdida para el Kremlin.
Por otro lado, a pesar de formar parte de Ucrania, la mayoría de los ciudadanos de Crimea son de origen ruso. Además, en una encuesta realizada hace dos años dentro de Rusia, el 70% de los ciudadanos rusos consideran Crimea como parte de su país. En comparación, sólo el 30% considera que Chechenia es parte de Rusia (curiosamente Chechenia sí es parte de la Federación Rusa mientras Crimea forma parte de Ucrania). Durante los últimos días, la mayoría rusa de Crimea ha salido a la calle para protestar contra el gobierno recién instalado en Kiev, que consideran ilegítimo. Exigen un referéndum donde puedan decidir si Crimea: a) sigue formando parte de Ucrania, b) se integra en Rusia o c) declara su independencia.

El desbarajuste en Ucrania dispara los precios de alimentos esenciales. No sólo las cotizaciones internacionales de petróleo y gas natural se ven tensionadas por el conflicto geoestratégico entre Rusia y Ucrania. También los alimentos e incluso algunos metales han disparado su precio, porque hablamos de grandes exportadores de commodities. Desde 2002 la economía ucraniana ha multiplicado por 6 la exportación de maíz, lo que la ha convertido en el tercer país que más mazorcas vende del mundo. ¿Y qué ha pasado con el maíz esta semana? Ha subido de unos 460 a unos 500 dólares por fanega, porque cuando se da una situación así los mercados actúan con mucha rapidez.
Además el conflicto energético continuará, Rusia por un lado quiere diversificar su envío de gas y que el 80% no pase por Ucrania, con un gaseoducto que están construyendo y empezará a funcionar en 2015. Pasará junto a las costas de Crimea pero sin entrar. Moscú tiene miedo de que Ucrania cierre el paso a la vía de gas, pero la situación no es tan dramática porque hemos tenido un invierno suave y las provisiones de gas son elevadas, incluso para cuatro meses. Pese a todo, un corte en el suministro se traduciría en una subida rápida del precio, lo que afectaría gravemente a la industria centroeuropea y muy en especial a Alemania. Al menos, España tiene la relativa suerte de que no se vería muy afectada a nivel energético si las relaciones Kiev-Moscú se complicaran aún más. No se vería afectada porque no importa gas de Rusia, sino de Oriente Próximo y Argelia, que supone un 53% del total. Sí nos veríamos afectados en un corte de petróleo, pues un 15% del que consume el país es ruso.

¿Qué va a pasar ahora? Todo dependerá del comportamiento de Yanukovich, cuya popularidad cae en un clima casi de guerra civil y que difícilmente ganará las elecciones de dentro de un año.
Si la UE impone sus sanciones, EEUU hace lo propio y los manifestantes intensifican su protesta, el presidente podría no tener más remedio que rectificar y hacer algunas cesiones con el objetivo, como mínimo, de ganar tiempo.

Pero Yanukovich no está dispuesto a irse y pretende aferrarse al poder, apoyado por una parte de la población muy considerable que no tiene anhelos europeos.

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