jueves, 27 de marzo de 2014

La educación financiera en España: una perspectiva social



Alejandro Gutiérrez Gil
Con la crisis económica y financiera, numerosos investigadores, economistas y público en general se ha pronunciado acerca de las causas y consecuencias de la citada crisis. En sus factores de riesgo, la perspectiva social ha quedado muy marcada, dando lugar a una crisis social en toda regla. Parece que la situación va mejorando muy lentamente, fruto más del propio avance en sus etapas del ciclo económico que de las medidas adoptadas. No obstante, debemos ir pensando qué depara el futuro y qué cosas han de cambiar para que no se vuelva a repetir una situación similar, o al menos, en tal grado de profundidad.
Es necesario conocer el porqué de la crisis, y estamos viviendo sus efectos, pero hay que iniciar todo un proceso de cambio de pautas de comportamiento. Ante la variable hipotéticamente más fácil de controlar, como es la económica (medidas para el crecimiento, para el fomento del empleo…) están otras que son igual de importantes aunque más difíciles de manejar y predecir. Las expectativas así como el comportamiento de los agentes juegan aquí un papel crucial. Debemos pues poner de nuestra parte todos los agentes económicos y corregir aquellas cuestiones que podamos hacer por nosotros mismos para mejorar nuestra economía.


A lo largo de la crisis económica se ha puesto de manifiesto en numerosos debates el nivel de educación financiera que tiene el público en general. En nuestro país, antes de la crisis, parte de los ciudadanos que se endeudaban lo hacían sin conocer muy bien las consecuencias que conllevaban tales prácticas (pensando que la vivienda nunca bajaría de precio) al igual que no se conocía qué productos se contrataban en las entidades bancarias para depositar los ahorros personales. Muchos ahorradores no conocían que al final de su plan de pensiones tenían que pagar unos impuestos al rescatar el capital, o incluso se solicitaban los créditos a pesar de que no se sabía muy bien que era aquello del Euribor.


Según la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU) en su estudio sobre Conocimiento, uso y percepción de los productos de ahorro e inversión por los españoles en 2009, un tercio de los mismos se siente nada informado, mientras que solo el 6,1% se siente totalmente informado. El no disponer de información y no conocerla, es la segunda causa de la no contratación de un producto habitual de ahorro (deposito, fondo de inversión, acciones…). Los grupos más desfavorecidos: mujeres, jóvenes y ancianos, así como grupos con menores estudios y escasa capacidad de ahorro. Precisamente ellos son los que menos contrastan la información disponible.


Según el Observatorio Inverco, en su barómetro de 2009 sobre el perfil sociocultural del inversor, existen diferencias entre grupos de edad y sexo. El hombre parece estar mejor formado en un nivel intermedio-alto, y a medida que aumenta la edad aumenta la falta de educación financiera, siendo la tercera edad el grupo social más vulnerable en este aspecto, como está quedando reflejado en nuestro país.


La falta de educación financiera parece ligeramente notable, a pesar de las medidas que ya se empiezan a poner en práctica en las escuelas o programas que ha aprobado el Banco de España. Aun así, parece necesario afrontar con especial interés los grupos que ya han sido afectados y que tienen mayor riesgo social en estas operaciones. De hecho, se está viendo con la crisis que las prioridades en la tenencia del ahorro están cambiando. Detrás existe una explicación económica y social: algo que podemos entender como un ciclo de vida social del ahorro.

Es destacable el 14,6% a las edades de 65 años y más, dedicados a gastos extraordinarios o imprevistos. La situación que vivimos está cambiando las pautas de comportamiento y las expectativas en las diferentes  generaciones. Por la crisis, algo tan importante en economía como el ahorro, y por tanto el consumo, se está viendo modificado como bien reflejan los datos, tanto cuantitativa como cualitativamente en su composición.

De 2009 a 2011 la partida obtener rendimientos del ahorro casi ha desaparecido y el porcentaje dedicado a imprevistos se ha duplicado.

En términos generales, la educación financiera no está muy desarrollada en España, al menos hasta la crisis, donde tiene su auge, como medida correctora de la situación que se ha producido. Las pautas de comportamiento social frente al ámbito financiero están variando, sobre todo en la tercera edad. Este colectivo así como mujeres y personas con escaso nivel de estudios son los más vulnerables y en los que debemos centrar las actuaciones a realizar. Con esto se está identificando unas pautas que son corregibles para mejorar la educación financiera general, y aún más importante, evitar situaciones como las que vivimos de cara a futuras crisis económicas.

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